El Fiambre es Celebrar
El plato guatemalteco, fusiona historia y sabores para honrar tradiciones y unir generaciones
Por Peter Meng
4 min
Todo empieza revisando el listado. Pareciera una lista interminable, pero se sabe donde encontrar todo. Enlatados, verduras frescas, carnes y embutidos. Dicha lista ya vive en una hoja de cálculo con cantidades exactas a comprar y todos los años se vuelve a compartir para repartir los mandados y que no sea una labor de una sola persona. Claro, en nuestro caso, la parte de embutidos y carnes está resuelta.
Celebrar la vida, reír.
Recordar lo que te trajo, lo que te unió.
El principio.
La última conversación, el último texto.
Lo más memorable.
Hay un pasado. Hubo un presente. Hubo. La vida continúa. El espacio que se ocupó quedará por siempre lleno. Así, lo efímero se convierte en eterno y lo minúsculo en infinito... Celebrar a los nuestros, celebrar a los ancestros. Celebrar lo que vino, celebrar lo que se fue y celebrar lo que nos quedó. El tiempo nunca fue suficiente. Pero fue todo lo que tuvimos. El tiempo. La gente querida es temporal en este espacio, pero es eterna mientras los que estemos sigamos con tiempo.
Quisiera decir que la receta es sagrada, pero no. Los años la han moldeado poco a poco, no acomodando mañas ni gustos, pero sí afinando procesos que vienen de crecer en una familia de cocineros. Todo debe estar listo para el 1 de noviembre, así que las tareas se distribuyen. Algunos pican verduras, otros, cocinan carnes, gallina y verduras que lo requieran y finalmente, el que sí se mantiene secreto y sacrado, el caldillo. Se mezcla todo y se deja reposar una noche, para que los sabores se integren. Se pide prestado el refrigerador del vecino a cambio de un plato de fiambre, pues no cabe en el tuyo.
Vivir con el pesar. O celebrar. Colores, flores, gospel, esculturas, fotos, barriletes, palabras... perdurar el legado externo. Recuerdos, risas, memorias... perdurar el legado interno. El externo es de los que lo quieren ver, el interno es de quien lo vivió. El día de todos los santos viene después del duelo. Es celebratorio. Es ritualístico. Es sincrético. Son los colores de un barrilete plasmados en un plato. ¿O será que los barriletes son una forma de enviar fiambre a nuestros muertos? En un pueblo que lleva la veneración a los muertos dentro de su misma etimología*, este día nos hace uno con nuestros ancestros y es el momento donde vivos y muertos comemos lo mismo.
Preparar la mesa. Decorar con ayotes, queso seco, rábanos, elotitos encurtidos y algunos extras que servirán para decorar el plato de cada quién. Poco a poco se ha integrado factores externos a muchas mesas: calabazas anaranjadas, altares a los muertos y nunca falta la pizza que se pide a domicilio para que los que no tocarán el fiambre no se vayan con hambre. Pasarse a servir, cada quien prepara el plato a su gusto para acomodar mañas.
Platos coloridos, casi caleidoscópicos, unos servidos sobre manteles de nubes, otros sobre el mantel más fino de la casa (y sí, ¡que se ensucie con remolacha por favor!). La familia reunida. Recuerdos, risas y memorias en una tarde.
Pan de muerto, torrejas, ayote en dulce, buñuelos. Ya empieza la temporada de nísperos así que más de alguna mesa los tendrá. Es de las pocas comidas donde mi parte favorita son los postres, así que guardo espacio. La tarde seguirá, larga y tendida. Más recuerdos vendrán, se une el mundo de los muertos con el de los vivos. Se habla de quién prepara el fiambre más rico y se espera a las visitas que traerán un plato del propio, para intercambiar; y no hablemos del eterno debate entre fiambre blanco y fiambre rojo.
El fiambre es más Guatemala que mucho de lo que creemos nos representa. Es tan Guatemala que si no naciste aquí, no lo entiendes. Es el thanksgiving guatemalteco. Un día donde la gula es perdonada y hasta justificada. Un lujo de la clase media, pero a la vez algo que involucra a todo el país, desde productores de vegetales y de carnes hasta importadores de productos alimenticios.
*En nahuátl, Sumpango siginifica “estantería para calaveras humanas dedicadas a los dioses”.
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