Festival Foodsion Suprema

Por septimo año consecutivo el festival Foodsion de Cerveza Suprema logra convocar a miles de personas con la excusa perfecta de disfrutar de la gastronomía de 24 restaurantes (4 dulces y 20 salados) y de paso, consumir únicamente sus tres estilos de cerveza: roja, dorada y negra.

Cualquiera que se imagine un festival creado y patrocinado por una cerveza nacional, de consumo masivo y sin importar el segmento de la misma, se imagina una concentración de banners y materiales de publicidad, música estridente y sin más sentido que la de poner sonidos que estén en la tendencia actual (cualquier artista urbano), mucho olor a fritura y por supuesto; desorden generalizado, características muy propias de una feria popular a la que todos hemos ido, o seguiremos yendo felices, a consumir lo que sea que podamos comprar.

Lo anterior, es una regla general que solo acepta discusión al hablar de Foodsion; el festival gastronómico más grande de El Salvador y quizás, sin temor a equivocarme, de la región centroamericana. Este festival es tan único que se convierte en el evento más esperado del año, todos los años, y perderse de la oportunidad de asistir a dicho evento genera ansiedad e incluso frustración. Lo paradójico de este evento es que fue creado y es patrocinado por la cerveza premium del país, pero el gancho no es ir a tomar cerveza y beber sin medida por los precios bajos del líquido, sino que es ir a comer la mayor cantidad de platos posibles para crear tu lista de los Top 5 del festival con tus amigos, conocidos o incluso en redes sociales. De paso, claro que se consume cerveza, que por cierto, es únicamente de la marca del patrocinadora, pero no es el detalle más importante, porque ya estás inmerso en un universo paralelo.

Este universo, o como diría Cerveza Suprema (la marca “culpable” de que cada año suceda esta excepción a la regla) es la oportunidad de vivir otra vida por un momento o por tres días, para disfrutar del goce que produce comer sabores únicos, beber buena cerveza fría y escuchar melodías de Dj’s y bandas locales tocando en vivo.

Yo tengo la suerte de disfrutar del festival desde 3 perspectivas diferentes: la del consumidor, la del restaurante invitado como fusión y la de un organizador.

Como Consumidor

Esta es la mejor oportunidad que tengo para experimentar lo que es, o podría ser, un festival internacional de música y/o comida. Para los que hemos tenido la bendición de viajar y asistir a este tipo de eventos en países donde la gastronomía y la música son epicentros mundiales, este festival no les envidia nada. En Foodsion puedo escuchar música en vivo, buena, variada y “grátis”. Además, tengo acceso a algunos de los mejores restaurantes del país. Y si eso no fuera suficiente, la cerveza me sale más barata que en cualquier otro lugar. Y si además, si soy foodie o de alguna forma estoy involucrado en el rubro de la gastronomía, durante los 3 días suceden y tengo acceso a charlas, clases y actividades con profesionales nacionales e internacionales, sin costo alguno. Todo esto tiene un valor, obviamente, y depende de mi bolsillo si gasto más o menos, pero fácilmente puedo gastar menos de $50 en todo el día y disfrutar de lo anterior. ¿En qué otro festival o evento masivo puedo lograr tanto con menos presupuesto?

Como Restaurante Invitado

Siendo parte de una fusión de restaurantes, me parece que es un golazo poder participar del festival. Primero, no tenés que pagar más que un porcentaje de comisión (mayormente para cubrir costos operativos de los 3 días). Segundo, los organizadores me dan los insumos básicos como mesa de trabajo, cámara fría, etc. Tercero, la inversión en publicidad corre a cuenta del festival, mi marca (y la de los 23 restaurantes adicionales) aparece en vallas de vía pública, radios, publicidad digital y cualquier otro medio de publicidad tradicional y no tradicional, a nivel nacional y masivo, sin yo poner ni un centavo para ello. Cuarto, tengo acceso a +12k clientes potenciales durante los 3 días, para poder impactarlos lo más que pueda con el plato que co-creamos con mi restaurante pareja. Quinto, tengo más ingresos en 3 días de los que podría tener casi cualquier otro comercio del rubro gastronómico que me imagine. ¿Adónde me anoto? Ah, solo es por invitación así que para participar hay que hacer las cosas bien y diferentes.

Como Organizador

Desde adentro de la organización, me sorprende lo alto que queda la barra cada año, solo tengo los últimos tres años de participar como tal, pero puedo decir que este año se volvió a subir la barra en la oferta de experiencias musicales, artísticas y gastronómicas en general del festival. Yo solo tengo a cargo una pequeña parte del festival, pero que a mi entender es parte neurálgica de la esencia de Foodsion, el Lado B y la co-selección de los invitados internacionales (profesionales gastronómicos). Por un lado, el Lado B son charlas, clases y actividades interactivas entre profesionales de la gastronomía que suceden en simultáneo y en el mismo festival. La idea nació a raíz de esta búsqueda anual de superar expectativas y vimos la necesidad de retomar esta conexión entre los cocineros, productores, proveedores, historiadores, caficultores, baristas y cualquier persona involucrada en la cadena de valor de un restaurante para contar todo aquello que no vemos los consumidores, el Lado B.

Y por el otro lado, desde el año pasado detectamos la oportunidad de “internacionalizar” el festival, aportando un granito de arena a la marca país y sobre todo para potenciar el talento local al ponerlo de frente con los talentos de otros países. Por el festival han pasado chefs reconocidos a nivel mundial, de Guatemala y México, que han cocinado codo a codo junto a otros restaurantes y propuestas locales. También personas reconocidas en la región por sus aportes a la gastronomía de sus países y el mensaje es el mismo, este festival es gigante, tan gigante que creo que este año llegó a un punto de inflexión en su corta pero larga trayectoria. ¿Cómo mantener la formula exitosa para seguir robusteciendo la oferta y rentabilidad del festival sin afectar la esencia y propuesta gastronómica, para que consumidores y restaurantes puedan convivir en un mismo festival cervecero con una propuesta única, de altura y fiel a sus inicios?

Yo no tengo la respuesta a la última pregunta, solamente tengo ideas de lo que se puede hacer y de lo que puede venir. Tampoco creo que haya un solo camino, el camino nos lo van enseñando, año con año, los consumidores, los restaurantes involucrados, los invitados internacionales y los otros organizadores que como yo, somos apasionados a la cultura cervecera y la buena gastronomía. Sin duda habrá que buscar consenso y será difícil plantear la propuesta, pero un buen camino sería crear un grupo especial compuesto por diferentes profesionales en los rubros que toca este evento: música, cerveza, educación, gastronomía, turismo, entre otros, para darle forma a lo que viene y convertir este festival local, de una vez por todas, en un evento regional o internacional en donde se puedan vender entradas con meses de anticipación y genere impacto a una comunidad más grande. Sucede en otros países, incluso ya hay gente trasladándose desde Guatemala exclusivamente por Foodsion, ¿por qué El Salvador tiene que ser la excepción? si ya tenemos un festival que es una excepción.