El Faraón del Frito en San Salvador

Yo comenzaba en este negocio de la gastronomía haciendo mis primeros eventos pequeños, cuando me insistieron que conociera a este tal Erick; me aseguraban que teníamos que hacer un evento juntos. Al conocerlo, ya sabía algo: este tipo me caía mal. Pero, hicimos el evento y las cosas cambiaron un poco, me caía incluso peor. Y luego tuvo el valor de lanzar su emprendimiento, “Frito” cuyo logo tenía muchas similitudes al primer logo que yo use para mi propio negocio. La audacia de este tipo…

No sé cómo continuaron nuestras conversaciones de vez en cuando y principalmente sobre trabajo. Fue en ese entonces y durante una serie de tormentas en El Salvador, cuando Erick fue de los primeros en apuntarse cuando tuvimos la iniciativa de ayudar a varias comunidades en el Volcán de San Salvador. Todos los días cocinaba grandes cantidades de sopa o preparaban algún side para entregarnos y nosotros distribuíamos comida a los afectados. Me pedía consejos sobre ahumados o llegaba a traer leña con Edwin, su siempre fiel secuaz y con una leve facha criminal que me asustaba; irónicamente, hoy en día trabaja para nosotros y es un miembro muy valioso de nuestro equipo. Paso el tiempo y fue durante la pandemia que probamos “Frito” por primera vez; ahí entendí que estábamos en presencia de algo verdaderamente especial.

Un día, mientras hacía el supermercado, leo la triste noticia que precisamente debido a la pandemia, Erick había decidido cerrar Frito temporalmente. Nosotros habíamos estado pensando en contratar a alguien para ayudarnos con nuestro propio emprendimiento y de inmediato mi esposa me dijo “Él es, tenemos que reunirnos con él”. En efecto, nos reunimos y Erick parecía vencido, cansado, desilusionado. Alguien que estuvo cerca de su sueño, pero no logro alcanzarlo. Pensar que fue la pandemia no es ningún consuelo para alguien que se arriesgó y perdió; y era notorio. Le ofrecimos el trabajo de jefe de cocina de algo llamado El Holandés Errante BBQ, un restaurante que apenas tenía forma en ese entonces, pero fuimos claros: no queremos que Frito muera y estamos dispuestos a apoyar la marca cuando tu estés listo para hacerlo. Para nuestra sorpresa, se negó rotundamente y dijo que no quería saber nada de nada de Frito por un tiempo.

Comenzamos a meterle trabajo serio a El Holandés y después de unos meses, el giro que Erick nos ayudó a darle a nuestro negocio era algo de admirar, elogiar y compartir. Hemos llegado adonde estamos en gran parte por su ayuda y creatividad; aun cuando hemos querido ahorcarnos mutuamente un sinfín de veces. Seguimos peleando cada cierto tiempo, pero ahora es de la manera en la que los hermanos pelean por cosas insignificantes.

Y, aún más relevante a la historia que ahora contamos, es que poco a poco revivió en el ese entusiasmo por Frito, el cual comenzó a montar todos los lunes en nuestro local. Los #LunesDePolloFrito agarraron impulso rápido y se convirtieron en el escape donde Erick podía seguir jugando con todo lo frito, soñando, probando recetas, salsas, haciendo colaboraciones muy divertidas (para nada financieramente sensatas) y el muchacho volvió a ser feliz. Mientras Erick tenga un espacio para freír pollo, así como mandar a hacer camisetas y stickers, el muchacho está contento.

No fueron épocas fáciles tampoco. Operar un negocio que solo funciona durante un día a la semana y además, en lunes, es complicado en cuanto a logística y e inversión. Seamos realistas, la mayoría de nosotros queremos descansar los lunes. No queremos salir a comer, y menos algo “pesado” como el pollo frito. Pero el producto de Erick es tan bueno que siempre hubo clientela y se la gozaban aún en lunes; la marca agarro fuerza otra vez, pero en cuanto a finanzas, se mantuvo como un reto siempre.

Siempre le dije a Erick que cuando estuviera listo, nos asociaríamos para darle a Frito la oportunidad que siempre ha merecido de hacer las cosas bien; con bien me refiero a un espacio exclusivo para semejante marca. Y, debido a complicaciones en mi propio negocio, no pude cumplir mi palabra hasta finales del año pasado cuando encontramos un socio que creía en nosotros y nuestra visión para este nuevo proyecto.

Al final, se logró. Ver a Frito renacer en la versión que siempre mereció ha sido una verdadera aventura (pero de esas en montaña rusa); lidiar con proveedores, constructores, albañiles, carpinteros, entrevistando a mucha gente para el equipo. Ha sido cansado y aunque tuvimos algunos roces antes de entrar de lleno en el proyecto, estoy impresionado por el esfuerzo y la dedicación que Erick ha invertido a diario; de cómo se ha preocupado por cada detalle (¡carísimos algunos, pero bueno!) y de cómo el producto está-mejor-que-nunca. Las pocas veces que he tenido mis dudas sobre alguna decisión que él ha tomado en el proyecto, pruebo alguna pieza del pollo que El Faraón del Frito fríe y recuerdo exactamente porque decidí apoyarlo desde el primer día que trabajamos juntos: ambos estamos locos. Yo por los ahumados, y el, por el pollo frito.

Escribo esto apenas a media hora de salir hacia la inauguración oficial de Que Rico Frito esta noche, martes 16 de septiembre de 2024 en San Salvador, El Salvador. Voy con el corazón ensanchado de ser parte de este proyecto, agradezco a Erick por todo lo que ha hecho para mi negocio y por mi familia, y, sobre todo, increíblemente orgulloso del avance que hemos tenido como equipo. Termino esta nota con las siguientes certezas: lo mejor está por venir, no hay que llegar primero sino saber llegar, y que siempre pero siempre, uno tiene que stay crispy ante las adversidades; tal como Erick ha sabido hacerlo siempre.

Definitivamente, Frito Sabe Más Rico.

Saludos,

GBV