Jake Denburg recomienda:

Neoyorquino y restaurantero, Jake Denburg es un chef con más de treinta y cinco años en la industria guatemalteca. Su gusto nato por la cocina – herencia de su abuela – lo hace acreedor de un paladar privilegiado, y es que afirma que la afinidad natural por la comida y los sabores existe. Lo que para él comenzó con un restaurante, clásico ya en Ciudad de Guatemala, Jake’s, se ha convertido hoy en día en cuatro más, sumándose a la lista tres locaciones de Jake’s NYC en Carretera a El Salvador, Zona 10 y Zona 16.

El restaurante original de corte formal, lujoso y menú variado llega a incluir ingredientes locales de temporada como los anacates y los otros tres ofrecen una propuesta casual de new-york-style-pizza espectacular, y aunque los dos estilos son totalmente distintos, ambos restaurantes se mantienen constantes en su sentido de hospitalidad.

¡Para Jake no hay nada más importante!

Fiel creyente en que el comensal merece ser agasajado, considera que la consistencia en los lugares es importante y con esto se refiere a la buena comida, ambiente y el buen servicio que tengan para ofrecer. En pocas palabras, un plato puede volverse memorable al gusto, pero es la combinación de ese buen sabor y la hospitalidad la clave para que este sea inolvidable. Cuando a platillos se refiere, Jake considera que no importa si este es un adobado a la orilla de una carretera; puede ser el más maravilloso para nuestra memoria gustativa.

Han Guk Gwan, restaurante coreano en Ciudad de Guatemala, es un lugar que Jake considera reúne todo lo antes mencionado y es por esto que guarda un espacio cercano a su corazón; para él, una recomendación infalible.

Un verdadero foodie debe de visitar la zona 7 y su pequeña corea; llena de restaurantes maravillosos, estos se han convertido en indispensables a probar. En esta ocasión, tuvimos la suerte de visitar el favorito de Jake. Conscientes de su popularidad, nos preparamos de antemano para lograr el cometido, esto significaba esperar pacientemente por el último parqueo disponible y acompañarnos de un mensaje pre grabado en el celular; claro está, en coreano. La comunicación puede ser un poco complicada, pero esto era solo el preámbulo de una experiencia que valdría oro. Entre risas nerviosas por nuestro nulo conocimiento del idioma, todo cobro sentido cuando por el contrario, Eon-Ni (la tía y encargada del restaurante) recibía gratamente el mensaje. La velada transcurrió de mano del dueño quien nos consintió tanto que la noche podría definirse por la amabilidad y cortesía coreana pura.

Con entraña y lomito como carne de nuestra elección, procedimos a disfrutar de la famosísima barbacoa coreana; aliñada sutilmente y con muchas salsas a disposición para complementar al gusto. Jake insistió en el arroz a la piedra que se caracteriza por su textura que combina fragmentos tostados y crujientes y, además, incluimos una pizza coreana que es más como un panqueque con camarones. Si tuviéramos que elegir, es imprescindible ordenar la barbacoa y todas las entradas en el menú y dejarse envolver por la magia del Banchan - acción tradicional de servir pequeños platos de acompañamientos como kimchi, verduras encurtidas y tofu en las mesas coreanas - para una noche de deleite a más no poder.

Compartir la mesa con Jake no solo es de lo más divertido, también es aprendizaje sin fin y una de las conclusiones ha sido reconocer que comer en buenos restaurantes es, en definitiva, la mejor escuela de arte culinario. En Han Guk Gwan, no solo disfrutas de sus platillos, también descubres sobre la variedad que los componen: fermentos, agridulces, deshidratados, vegetales y el por qué todo esto es importante para escalar el gusto; sin duda, una experiencia cultural deliciosa y sumamente necesaria.