Casa Do Porco, una oda al cerdo en Brasil.

Viajar a lugares inolvidables; aquellos de vistas, con olores, sonidos, y sabores que hacen que nuestra memoria quiera constantemente revisitar. Es a través de estos recuerdos que revivimos experiencias y logramos señalar algún detalle que se nos escapó. La pasión por los sabores y los olores es un regalo a la memoria; convirtiendo el comer al viajar en una especie de ritual, uno que imprime cada sensación en la memoria.

Recientemente, tuvimos la suerte de estar en Sao Paulo, Brasil; y en el proceso ¡probar cuanta comida descubríamos! Una ciudad que te recuerda que las cosas bien hechas, simplemente lo son desde su inicio. Para encontrar tales cosas y gozarlas, quizás solo necesitas observar… y tener un poco de suerte.

------------

Llegamos a un barrio similar a los de Zona 1 en Guatemala. Un restaurante de clara estética kitsch; parecido al estilo de un comedor tradicional: vasos de vidrio con florecitas de dos colores, carnes adornando las vitrinas y un par de mesitas en la acera; pero con una originalidad refrescante. Un espacio con una mezcla de elementos que te transportan a la selva amazónica y luego también a una carnicería de la década de los noventa, con toques de luces neón que enfatizan su ambiente urbano; nos encontrábamos por primera vez, en el afamado Casa Do Porco.

La amabilidad de los locales de São Paulo resalta inmediatamente; lo que marca la pauta de lo que esperas al llegar a un restaurante que no solo cuenta con estrellas Michelin, si no también ha sido nombrado por 50 Best Restaurants como el cuarto y septimo mejor en latinoamérica y el mundo, respectivamente. ¡Pero tranquilos! estas posiciones y galardones no son motivos de intimidación, el ambiente se respira relajado, con sonrisas hasta para llevar y todo el mundo de buenas. Tan de buenas, que logramos conseguir una mesa a 40 minutos de haber llegado, muy a pesar de haber una larga lista de meses de espera. ¿Suena como mucho? Realmente no lo es para un restaurante de su nivel.

El concepto de Casa Do Porco se caracteriza por una vibra relajada, cuenta con una ventanilla como las de tiendas de paso y una especie de comida casera – to go. Se rigen profundamente por su lema: “democratizar el fine dining”, haciendolo posible para todo el que quiera descubrirlo, disfrutarlo, vivirlo. La espera por mesa puede ser desalentadora para algunos y es ahí cuando visitas la ventanilla; puedes probar los sabores únicos de los platos to go, pero si eres de los que ven la espera como el preambulo de algo más grande por venir, ordenas unas pipocas (portugués para poporopos) y te deleitas con unos chicharrones de cerdo que maridan perfecto con tu drink of choice.

Nuestra mesa estaba lista y era ¡fabulosa! Nos sentamos al exterior, literalmente en la acera, justo en medio de la acción y el movimiento en la ciudad. Pasan junto a ti platos increibles, gente caminando, gente saludando, todo con el sonido de fondo de carros bocinando. Aunque el menú de degustación parecia espectacular, nos decidimos por la carta. Consideramos que para vivir la experiencia donde “el rey es el cerdo” (cómo bien describe su slogan) era la opción más acertada. Iniciamos el viaje por la “oda al cerdo”. Una celebración que gira en torno a las bondades del mismo. Descubres de donde vienen, quienes los crían y más importante aún, como son criados; la honra que se le da al animal utilizando absolutamente todo lo posible del producto es prioridad. Y como no hay comida sin bebida, explorar el menú de cócteles nos parecio el paso lógico a continuación.

Ordenamos una michelada a base de la cerveza de la casa, una cerveza artesanal Pilsen de receta especial, exclusiva para Casa Do Porco; esta es combinada con un caldo de cerdo y con tan solo el primer sorbo, ¡explota tu cabeza! y te da la bienvenida a una experiencia que ya ha comenzado.

Ansiosos por comer, decidimos ordenar tres platos:

• Iniciamos con Torresmo Com Goiabada, presentado en una cabeza de cerdo de cerámica, roja como la guayaba que acompaña cada trocito de carne que cocinan a la perfección, su versión de pork belly. Cuadros pequeños, fritos a cada lado y con un crunch emocionante y sumamente divertido en el paladar; jugosos y en su punto. Por encima, una capa de jalea de guayaba que fusiona perfectamente su esencia dulce con el sabor salado del cerdo. Una elección de plato seguro para arrancar el viaje.

• Decidimos proseguir con una tripa. Una salchicha rebozante de sabores y especias; tanto, como nunca antes habíamos experimentado. Servida acompañada de farofa, un plato típico brasileño que estaba en nuestra lista a probar. Un plato acompañado de cebollas y zanahorias encurtidas y una salsa de pimientos. El objetivo es combinar todo y lograr que la tripa te brinde todos los contrastes de sabor que prefieras.

• No es admisible terminar una comida sin probar el plato de la casa; en especial este que le hace honor a ser considerado como tal. El emblema de Casa Do Porco es el Porco San Zé y esta conformado por seis trozos de cerdo con piel cocidos a la perfección. La piel forma una capa ultra delgada de chicharrón que “crackea” al insertar el tenedor y le siguen más capas espectaculares, una de grasa cocinada y de sabor distinto a la tradicional y otra de carne que, no es una exageración decir que, se deshace en tu boca. El producto es cocinado durante largas horas, bañado en su jugo y pasa por distintas técnicas responsables de acercar el plato a la perfección. Los acompañamientos han sido seleccionados para elevar el sabor principal del plato, puedes combinar para contrastar o complementar.

Después de tremendo festín debimos de hacer un esfuerzo por probar los postres ¿pero no probarlos era una opción? ¡Definitivamente no! El menú incluye dos, claro está, que ordenamos ambos.

Romeo y Julieta, inspirado en la armonía del queso y la guayaba, una oda a un postre bastante común en Brasil, pero presentando los quesos y fruta en texturas variadas y diferentes formatos, brindándote la oportunidad de apreciar cada detalle y haciendo de la combinación, un matrimonio perfecto. Definitivamente la cúspide de las versiones que existen del mismo plato, se apropia de un espacio en tu memoria para siempre.

Pasamos al segundo postre: Cardápio, una versión de tres leches con una presentación original y un sabor impresionante. Relleno de una mezcla de dulce de bacon y dulce de leche en textura crujiente, un juego de sabores y elementos que forman una versión nunca-antes-vista.

Pero como ninguna gloría es eterna, llega el momento de la verdad, ¡cuando recibimos la cuenta! Entre tantas delicias es fácil ordenar sin parar y obviando el costo final, pero para nuestra sorpresa, la filosofía detrás del concepto de Casa Do Porco se reafirma. Nuestra cuenta por dos personas, y una cantidad considerable de platos y bebidas, no superó los $100, incluyendo la propina. ¡Comimos y bebimos como reyes! Está de más decir que, el vivir una experiencia de ese nivel a un precio accesible, recibiendo mucho más de lo que esperas por lo que pagas, simplemente enamora.

Para nosotros, algo nunca antes visto en un restaurante con estrellas Michelin o parte del listado de 50 Best Restaurants, por lo que podríamos concluir el relato definiendo la experiencia de la siguiente manera:

Al visitar un restaurante con estrellas Michelin, piensas automáticamente en la elegancia; en ocasiones es correcto ya que creas una memoria del lugar y la experiencia, pero cuando hablamos de Casa Do Porco, el cual no se preocupa por la elegancia, revives su estilo e identidad, la oda al cerdo y el orgullo por el sector de la ciudad donde se ubican. Un restaurante que no pretende ser más que su esencia, una que podemos garantizar que no existe en ningún otro lugar. Para nosotros, cada experiencia rodeada por comida es como un concierto y creemos que la idea general en cuanto a restaurantes de este nivel te anticipa a una sinfonía de música clásica; Casa Do Porco es un concierto de Rock & Roll. Ahora tenemos sus olores, sabores y momentos, marcados en la memoria y el corazón. Si de casualidad se encuentran por esos rumbos, no duden en experimentar la democracia del fine dining y celebren al cerdo en el más increíble y memorable rincón del mundo.